domingo, 27 de febrero de 2011

sleep it over

Hay días en los que me gustaría volver miles de horas atrás, a un pasto con árboles y nubes de verano. Y después no equivocarme tanto.

jueves, 24 de febrero de 2011

seventeen all over again

Paso 8 horas adentro de un lugar en el que no me gusta pero debo estar.
Mi papá me lleva y me va a buscar y hasta, a veces, me prepara café con leche con tostadas.
Los días de semana no salgo, vuelvo a casa y salgo a patinar escuchando música.
Me compré una remera de una banda en la Bond Street. Y la pagué mucho más cara de lo que sale, lo sé.
El amor me gusta de lejos. De cerca me agota.
Me hice un tatuaje.
Me crecieron las tetas.
Ya no me maquillo ni me peino.
En marzo empiezo la facultad.
Así que algo está funcionando mal porque todo esto ya me pasó a los 17.

domingo, 20 de febrero de 2011

home (used to call)

loma verde
café con leche con tostadas con manteca y dulce
it's a bat country
11 de marzo de 2002
navidad
un tilo
manzana con yogur y nueces
pilar
HXG 999
ese olor a desodrante berreta
Pueyrredón 1051 3ro B

miércoles, 9 de febrero de 2011

el opio de las masas no es la religión

Es el trabajo. Así que dejen a Jesús tranquilo. De verdad que trabajar de 9 a 6 en un trabajo standard (y más en algo que no te gusta) te deja:
agotado mentalmente: porque tenés que hacer todo todo el tiempo y todo bien
agotado fìsicamente: porque estás sentado, con el culo aplastado, la espalda recta y los ojos fijos en un monitor
agotado emocionalmente: porque obvio que en el trabajo uno se reprime
Entonces llego a casa y ante las opciones de ponerme a hacer algo o matar el tiempo, mato el tiempo. Y un día la vida se te va y el 90% lo pasaste haciendo algo que te da igual, que cualquier otro podría haber hecho y que nadie va a recordar. Lo peor, es que ni siquiera la pasaste bien.

viernes, 4 de febrero de 2011

TOC

Mi mamá siempre me decía que si mi cuarto estaba desordenado mi cabeza también lo estaba. Nunca le creí. Hace poco conocí a un chico que tiene el cuarto tan ordenado que te da miedo. Cuando entré la primera vez me dieron ganas de cambiarle todo de lugar y hacerlo llorar. Pero nunca pasó. Me hizo acordar de la época en la que vivía sola, si había algo fuera de lugar me daban unas rabietas muy absurdas. Ahora mi cuarto está siempre dado vuelta. Hay ropa doblada en la silla, ropa sucia en el placard, cosas arrugadas en una valija y hasta carteras sin desarmar. Tengo cremas debajo de la cama, llaves en alhajeros y los cds todos mezclados (y sin cajitas, obvio) en un centro de mesa que le robé a mi mamá.

Hay un día en que todo está tan confundido con todo que tengo que ordenar. Entonces separo la ropa, la doblo o la cuelgo, la ordeno por temporada y por color, guardo las cremas en un mismo lugar y vacío todos los bolsos. Pero siempre llega un punto en que me distraigo o me canso y aunque el 80% esté acomodado me queda un 20% desparramado sobre la cama o en el piso. Son siempre cosas inclasificables, que ya no sé si regalar o tirar, si va en mi cuarto o en el baño de al lado. No giro sobre mí misma con satisfacción como si oliera el Poett lavanda pensando "Qué limpio y ordenado está todo". No, miro y veo ese enriedo de perchas, cordones, cosas vencidas y ajenas y pienso "¿Qué hago yo con esto?". Y ahí pasa el tiempo y ya me quiero ir a dormir. Entonces agarro esa montaña de cosas inútiles y las meto en la valija de las vacaciones y pienso que un poco mamá tenía razón, porque aunque ordene las cosas en mi cabeza siempre me queda ese poquito que no tengo idea de cómo acomodar.