viernes, 4 de febrero de 2011

TOC

Mi mamá siempre me decía que si mi cuarto estaba desordenado mi cabeza también lo estaba. Nunca le creí. Hace poco conocí a un chico que tiene el cuarto tan ordenado que te da miedo. Cuando entré la primera vez me dieron ganas de cambiarle todo de lugar y hacerlo llorar. Pero nunca pasó. Me hizo acordar de la época en la que vivía sola, si había algo fuera de lugar me daban unas rabietas muy absurdas. Ahora mi cuarto está siempre dado vuelta. Hay ropa doblada en la silla, ropa sucia en el placard, cosas arrugadas en una valija y hasta carteras sin desarmar. Tengo cremas debajo de la cama, llaves en alhajeros y los cds todos mezclados (y sin cajitas, obvio) en un centro de mesa que le robé a mi mamá.

Hay un día en que todo está tan confundido con todo que tengo que ordenar. Entonces separo la ropa, la doblo o la cuelgo, la ordeno por temporada y por color, guardo las cremas en un mismo lugar y vacío todos los bolsos. Pero siempre llega un punto en que me distraigo o me canso y aunque el 80% esté acomodado me queda un 20% desparramado sobre la cama o en el piso. Son siempre cosas inclasificables, que ya no sé si regalar o tirar, si va en mi cuarto o en el baño de al lado. No giro sobre mí misma con satisfacción como si oliera el Poett lavanda pensando "Qué limpio y ordenado está todo". No, miro y veo ese enriedo de perchas, cordones, cosas vencidas y ajenas y pienso "¿Qué hago yo con esto?". Y ahí pasa el tiempo y ya me quiero ir a dormir. Entonces agarro esa montaña de cosas inútiles y las meto en la valija de las vacaciones y pienso que un poco mamá tenía razón, porque aunque ordene las cosas en mi cabeza siempre me queda ese poquito que no tengo idea de cómo acomodar.

3 comentarios:

  1. vení y desordenarme el cuarto, mami

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  2. sabía que eras vos pero no entendía por qué palpa(de hecho, pensé que era una grosería), alguno de los dos es muy básico

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  3. claramente vos, lo mio era solo la calle donde vivo

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