sábado, 25 de diciembre de 2010

una navidad especial

Ese es el tipo de título que usan para las gacetillas en mi trabajo. Pero de verdad que esta Navidad fue re diferente a todas las otras.
Por empezar, la cena. En mi casa, ya los días normales, hay mucha variedad de comida. En Navidad es como un hotel all inclusive. Bueno, resulta que yo siempre elegí el menú light pero gourmet. Y anoche no, anoche comí tarta y chocotorta. No sé, bien comunacho.
Nunca tomo mucho en las fiestas, no me gusta el champagne, ni la fresita, ni el espumante ni nada que tenga alcohol y burbujas. Pero ayer tomé desde un gin tonic hasta un ananá fizz. Un criterio bastante flexible, no?
La parte de los regalos, que es la que más me importó siempre de Navidad, anoche me la olvidé . Ni siquiera me importó que me tocara un monedero que nunca voy a usar porque hace dos meses me compré uno japonés que me fascina.
Por lo general, somos tempraneros, tipo una están todos cabezeando. Ayer tipo dos estábamos bailando cumbia sobre la mesa. Sí, cumbia. Y sí, sobre la mesa.
Desde que soy grande como para salir en los suburbios, o sea, desde que tengo edad para manejar, paso Navidad en casa de familia. Mía o de otro, pero en casa de familia. Anoche no, terminamos en una fiesta al lado del río. Y es re lindo ver el amanecer en el río.
Así que tuve una Navidad diferente y la mejor parte, claramente, fue bailar cumbia arriba de la mesa, con mi hermanita de acompañante y mis abuelas de público.

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